Los probióticos y los prebióticos son importantes en el proceso de alimentación de tu hijo. Te explicamos la razón y en qué alimentos encontrarlos.
Son muchas las dudas que surgen cuando se habla de la alimentación en los niños, entre ellas aparecen palabras como probióticos y prebióticos que empiezan a sumarse al diccionario de la maternidad.
Para ayudarte a resolver tus dudas sobre qué son los probióticos y los prebióticos y por qué son buenos para tu hijo, empecemos definiendo cada uno de ellos:
¿Qué son los probióticos?
Este concepto es el que más se tiene presente, y se tratan de microorganismos vivos que, cuando se dan en cantidades adecuadas, pueden tener un efecto saludable en los niños. Son bacterias benéficas que generan equilibrio en la salud de tu hijo.
¿Qué son los prebióticos?
En cuanto a los prebióticos debes saber que son ingredientes de los alimentos que no se digieren y resisten todo el paso desde la boca hasta el intestino. Es decir, que no se afectan por los ácidos gástricos, sino que llegan al intestino, en especial al intestino grueso o colon, donde se encuentra la microbiota intestinal, haciendo una estimulación selectiva del crecimiento de las bacterias del colon.
En pocas palabras, los prebióticos son el alimento de los probióticos.
Conoce los beneficios de los probióticos y los prebióticos
Primero, es importante que tengas en cuenta que no todos los probióticos son iguales y de la misma manera sus efectos no se reflejan igual en todos los organismos. Entonces, su acción en el cuerpo del humano depende de la cepa a la cual pertenecen, del producto del que se consuman y finalmente del organismo que lo recibe.
Los probióticos son buenos porque:
- Ayudan a mantener el equilibrio en la microbiota intestinal de tu hijo.
- Mejoran en los niños los procesos de diarrea asociados al uso de antibióticos.
- Ayudan en el tratamiento de diarreas virales, no para quitarlas, pero pueden disminuir el número de días con diarrea.
- Algunos estudios hablan de que ayudan en la prevención de la dermatitis atópica.
Por su lado, los prebióticos son importantes ya que van muy de la mano con los probióticos lo que hace difícil separarlos. Los prebióticos alimentan a los probióticos, y esta homeostasis o equilibrio es la que finalmente da los beneficios al organismo.
Entre los beneficios de los prebióticos podemos resaltar:
- Ayudan al equilibro de la microbiota intestinal.
- Generan energía para las células del intestino de tu hijo.
- Reducen infecciones intestinales y respiratorias.
- Disminuyen las reacciones en la piel o alergias.
¿Dónde puedes encontrar los probióticos y los prebióticos?
Si estás preocupada porque no sabes en dónde encontrar los probióticos y prebióticos ¡No te alarmes!
Si tu hijo es menor a un año adquiere probióticos y prebióticos de la leche materna, que además tiene otros beneficios que aportan al buen desarrollo y crecimiento de tu hijo. Recuerda que la recomendación es mantener la lactancia materna exclusiva durante los seis primeros meses de vida del niño y complementaria hasta los dos años o más.
Es decir, que los beneficios de los probióticos y prebióticos empiezan desde el aporte de leche materna, porque es un alimento funcional muy completo.
Si tu hijo tiene más de un año puedes encontrar los probióticos en el yogurt, sin azúcar añadida. Este producto es fermentado de la leche, lo que favorece que crezcan este tipo de microrganismos vivos.
Los prebióticos los puedes encontrar en frutas y verduras, por ejemplo, alimentos como la manzana o la zanahoria cocida, las papas, la avena, el cacao o las semillas de chía, son grandes fuentes de prebióticos.
La mejor fuente de probióticos y prebióticos: una alimentación infantil completa y balanceada
La fuente principal de los probióticos y prebióticos son alimentos naturales. Por lo tanto, si tu hijo tiene alimentación completa, adecuada y equilibrada, no es necesario que le suministres probióticos o prebióticos adicionales.
Es importante que en la dieta de tu hijo estén las frutas y las verduras, ya que son los alimentos donde se encuentran los prebióticos. Entonces, mientras tu hijo tenga una alimentación sana y balanceada, no tienes de qué preocuparte.
Evita los excesos
Los extremos siempre son perjudiciales. El uso indiscriminado de los probióticos puede causar una alteración en el equilibrio en el intestino de tu hijo. Y en cuanto a los prebióticos, que está relacionado con el aporte de fibra, el exceso puede tener un efecto laxante, es decir muchas deposiciones durante el día, lo que a su vez puede ocasionar pérdida de peso y agua.
Por esta razón, para suministrarle probióticos y prebióticos adicionales a los que conseguimos en los alimentos naturales es importante hacerlo bajo supervisión médica o nutricional, porque los excesos pueden llegar a ser perjudiciales para tu hijo.
Recuerda, lo mejor para tu hijo es tener una alimentación lo más saludable posible, donde se prefieran alimentos naturales; con esto verás grandes beneficios en todos los procesos de su desarrollo.
Dra. María Catalina Bagés Mesa
Pediatra y Nutrióloga pediatra
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